29.3.10

29032010

Me duele lo mismo el peso del polvo
que el caer del agua en la bañera,
el ritmo de los alimentos
descomponiéndose en mi estómago
y el ácido rugir del viento por la tarde.


Me lastima la facilidad con que se turban las flores de la casa,
el ritmo con que el pasto se seca en el invierno,
la disposición del jardín para desbaratarse a mi lado.

Me lacera no encontrar más al hombre que era.

Me devasta ver que no estaba apto
para el mundo en el que vivo.