Creo que el requiem más honesto que puedo rezar por la maestra Enriqueta Ochoa (Coahuila, 1928-Cd. México, 2008) es transcribir uno de sus poemas:
Contigo hubiera querido compartir...
Enriqueta Ochoa
Contigo hubiera querido compartir cosas tan simples como atarte las cintas de un zapato. remendar el talón de un calcetín; tostar castañas echada al pie de tu sillón de cuero en las veladas de invierno, en que leías junto al fuego. Hacer el nudo a tu corbata, aderezarte un puchero apetitoso, acomodarte un almohadón.
Escuchar el rasgar de tu pluma navegando en el mar enervante de la alta belleza. Y sobre todo, salvarte del terror del cuarto oscuro cuando sentiste caer sobre el pasto dulce de tus ojos la noche, esa noche final que deshace de llanto mi garganta.
Elegía IV de: Canción de Moisés
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