10.10.06

101006

Los días se marchan
sin reparos
se incineran
por ejemplo,
ayer, 14 de septiembre
me levanté
y de nuevo no conocía
al hombre que me observaba por el espejo
intenté huir,
pero a cada sitio que iba
la gente llamaba a ese tipo por mi nombre,
así que emulé a Pessoa
y decidí contemplar al tiempo
no desde un escritorio
sino desde la vida misma,
regresé a leer
pero no a leer como sé lee el menú de un restaurante
sino como se leen el paso de los días en la memoria
evocando al futuro desde el presente mismo