13.7.06

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[El siguiente poema fue tomado de la antología, Modelo 50, Panorama de poetas colombianos nacidos en la década de 1950, compilada por Fernando Herrera Gómez; libro que me obsequiara mi excelente amigo Yuri Herrera, a propósito de mi estado anímico ahora reproduzco este texto]

Las horas mudas
Felipe Agudelo Tenorio


Si grito
puede la noche concederme un armisticio
y dejar oír las plegarias de todo lo que duerme;
puede el mar con su olor a lágrimas y a sexo,
repetir los nombres de todos los ahogados
y volver a partir los monstruos sucesivos.

Si grito
puedo colocar un falso rubor
en las mejillas de la luna;
puedo calmar las angustias de la espuma
y arrebatarle sus alas a los vientos.

Si grito
puedo convencer a las gaviotas
de aterrizar en las palmas de mis manos;
puedo hacer saltar los peces de la ola
y ponerlos a nadar en las corrientes de aire.

Si grito
puedo cristalizar racimos de mis lágrimas
y cuajar las aguas como una mermelada triste;
puedo soldar puñados de arena
y volver luminosa la agonía de todos los insectos.

Si grito
puedo atraer a todos mis amigos
y desnudar a las muchachas
que duermen en las hamacas de la playa,
para amarlas, sin tregua, una a una.

Si grito
puedo lograr que las nubes
pinten mis sueños en los cielos
y después encender una hoguera perenne,
repitiendo una sílaba: hasta enloquecerla.

Si grito,
con la potencia de toda mi ternura,
puedo hacer de la noche todo lo que quiera.
Todo; todo salvo lo más deseado:
hacer que esa que vuelve seas tú.