Sin temor a exfoliar la mente
con un lenguaje imposible
enfrento a la nostalgia
en el espejo de tus ojos
nace el rictus lacónico
de confusión a la distancia
una vez más la anaconda del teléfono
deslizándose en los sitios
donde te niegas a nombrarme
tu voz veneno que me inquiere a encontrarte
otra vez tus manos trémulas
recorren los restos de este cadáver
de nuevo la noche y las preguntas
ensangrentadas de lagrimas
de nuevo el miedo durmiendo entre tus muslos
y el sexo húmedo de reminiscencias
de nuevo las incógnitas
que se vuelven mentiras
y ahora sin fuerzas suficientes
de nuevo la posibilidad de nacer