22.5.06

de lo del x teresa:

El pasado viernes 19 se llevó acabo la noche ¡que Pachuka! En el Xteresa arte actual…evento en el que leí el siguiente texto a propósito del libro del buen amigo Cholo:



A lo largo de la historia se ha comprobado que en el mundo de la crítica de las artes, quien emite los juicios no es más que un creador frustrado. De ahí que el curador de arte nunca sea un genial artista plástico, o aquel que es un melómano consumado quizá nunca se convertirá en un compositor o ejecutante brillante. Es innegable que uno de los principales impedimentos del crítico para ser creador es esa capacidad acuciosa de la búsqueda de la perfección.

Ahora bien, con el fácil acceso a la tecnología, han surgido en la escena un sinnúmero de diletantes, que dicen llamarse creadores, por ejemplo; son realmente muy pocos los poetas que se toman en serio su trabajo. Esto quizá se deba a que existe una nefasta creencia que supone que la poesía es el género literario más fácil de dominar. Como si la premisa “Escribir poesía es fácil porque es corta” no tuviera una naturaleza francamente idiota. Por supuesto que las pléyades que se encuentran convencidas de lo anterior no tienen idea de cómo lograr un verso que sintetice un sentimiento complejo. Dicho en otras palabras, hay demasiados DJ’s con una cultura musical nula y existen demasiados poetas que no leen libros.


Juan Carlos Hidalgo está conciente de esto, y en su primer libro Loop Traicionero, se entrega a la creación de un feedback entre creadores de ambas áreas, generando un híbrido unificador de poesía y música. En este sentido el poeta se da amplia libertad creativa para intervenir los textos de una manera experimental e independiente de las grandes tendencias poéticas actuales.

En el poemario encontramos compiladas una serie de atmósferas urbanas que pueden ser vistas como un caleidoscopio de ventanas a través de las cuales el que escucha se asoma a situaciones cosmopolitas.

Cada una de las piezas que integran el libro fueron realizadas para ser leídas, escuchar y vistas como un producto ecléctico de significaciones multiples. Así, las páginas del libro se nos presentan con un ente polifónico en donde los sonidos electrónicos experimentales como el ambient, el dance music, el drum & bass, el trip hop, el nortech, e incluso el rock se funden en versos que son muestras de las potencialidades liricas del autor.

Los poemas de Loop traicionero proponen una visión desgarrada y realista de algunos temas de la sociedad contemporanea que más nos acucian. Estos textos, son en ocasiones, excesivamente nihilistas, descreídos, violentos. No digo lo anterior como una forma de denostar el trabajo poético realizado. Probablemente sólo se trate de un fiel reflejo del sentir y pensar de una generación a la cual el optimismo se le entregó como una posibilidad de esparcimiento para las amas de casa. Sin embargo, es de resaltar que los temas de los poemas circulan entre las pastillas tranquilizantes, el material plástico invadiendo las formas de vida, la soledad, los excesos, las fiestas repletas de desencuentros, la “selva de cemento”, la tristeza. Dándonos un crisol de una sensibilidad aplicada a la desesperanza.

Al leer Loop Traicionero nos enfrentamos con un poeta cierto en que cualquier texto, por muy estructurado o completo que parezca, siempre será una visión fragmentaria de la realidad, y a la vez encontramos a un ser humano preocupado por la contemplación y participación de los mismos problemas que incidieron en los poetas de todos los tiempos, Kavafis, Sor Juana, Quevedo, Celan, Neruda, Rebolledo, Lope de Vega, etc...
Alguna vez Maurice Blanchot y Roland Barthes hicieron una propuesta, donde colocaban el acento en una forma de escritura que realzaba lo fragmentario, haciendo que el placer del texto rompiera con las formas y estructuras tradicionales, logrando un texto que funcionara como una desgarradura, como un mecanismo que sirve para enseñar un pedazo de piel entre dos bordes, para crear una zona erógena y eso es lo que encuentro por ejemplo, en el poema “La marcha lenta y ardiente del blasfemo”, cito:

Aquel hombre conoce su ruta
desea que nadie lo siga
QUIERE ARDER
solo,
tatuado en la espalda lleva su destino:
muéveme
infierno,
saberme clavado en una cruz,
escarnecido.


Así, el autor de libro se nos presenta como un Dj de la palabra que no olvida que el señalamiento decisivo sobre el valor de un poeta lo hace finalmente la comunidad. Los poemas pueden ser de alguien, pero la poesía es de todos. Porque como escribía Jorge Fernández Granados “Es ridículo que un individuo se proclame a sí mismo poeta por el simple hecho de escribir versos. Ese título se lo tiene que dar la gente. Sólo cuando un poema vive, sobrevive y circula por si mismo entre los hablantes de un idioma - y no tienen que ser millones, basta con unos cuantos pero que no falten en cada generación-, solo entonces puede hablarse de superación del autismo o, en un término que me resulta chocante pero es correcto: trascendencia. Y puesto que lo que trasciende no es el poeta sino la poesía, a fin de cuentas es el idioma el que elige a los suyos” y creo que ha elegido Juan Carlos Hidalgo Baca.