6.2.06

365 días

Hoy me di cuenta que han transcurrido 365 días desde que este sitio existe. A lo largo de ellos, aquí quedó la impronta de que el año anterior incrementó mi alcoholismo, estuve al frente en las aulas, el periodismo me dio de comer, muchos enojos y algunas satisfacciones. Con dos libros sobre sí nació Pachuco Press. En estos meses coincidí con sabias mujeres que me abandonaron en cuanto se dieron cuenta que soy un fraude. Me dolió hasta el tuétano de los huesos la ausencia de ella, pero sobre todo, quedó la impronta de algunas palabras que me tatuaron el alma.

También queda el registro de que en este 2006 todo seguirá. Ahora estoy más gordo. En unos días brincaré el charco por primera vez, regresaré más endeudado que hace un año y estaré otra vez sólo. Por ello hago este post... y una vez más me refugio en las palabras de Quevedo tomandolas de medicina para el alma.


Amor constante más allá de la muerte
Francisco de Quevedo


Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.