27.10.05

mini ficción de sol

El sol incendiaba el cerebro al tiempo en que una resaca de fastidio laboral alimentaba la migraña, fue entonces que los ojos estallados la observaron cruzar el umbral con el cabello -antes largo- húmedo, recién lavado. Vestía una playera gris, unos jeans azules y ya no usaba lentes. Su lunar de la barbilla era -como siempre- un incitación a abrazar su delgado cuerpo para sentir sus senos y apróximarla al corazón, fue inevitable respirar su cuello, cerrar los ojos, rozar sus labios, parecía que el tiempo no había pasado, sin embargo todo esa escena era la reminiscencia de una mentira sostenida durante unos instantes, huir fue menos incomodo que seguir soportando la caída del sol.