8.2.05

Las múltiples conexiones entre música y narcotráfico

Las múltiples conexiones entre música y narcotráfico en Trabajos del Reino.
Primera novela de Yuri Herrera
By Juan Carlos Hidalgo

Badariguato – Hong kong y un brote de amapola

A la mitad de un cruce de caminos entre la historia oficial y la leyenda, se cuenta un episodio ocurrido durante los años 50, cuando el planeta entero aun experimentaba los efectos de las postguerra, esto, inevitablemente nos remite a Hong Kong, esa isla china entonces en poder de Gran Bretaña y sede de bancos cuyos directivos no preguntaban demasiado acerca del origen de los depósitos provenientes del exterior, además de ser un puente internacional para el tráfico de estupefacientes.

Resulta que en aquella Babel asiática operaba con gran éxito un cabaret llamado Badiraguato. La palabra no nos remite a un vocablo cantonés ni mandarín. Sorprendentemente se trata del nombre de un poblado enclavado en la sierra sinaloense, ubicado a 80 kilómetros de Culiacán, y que se presume es la cuna del narco mexicano.

¿Pero porqué llegó la amapola a Badariguato? Tras la segunda guerra mundial se desarticula el Triángulo de Oro. Los traficantes turcos y asiáticos no pueden proveer a sus clientes franceses, quienes a su vez no pueden abastecer a sus distribuidores europeos y americanos. Entonces las semillas de amapola llegan a través del océano Pacífico a Badiraguato. El cultivo se transforma en un nuevo modo de vida campesino y las ganancias escribirán con sangre el nombre de este pueblecillo en la saga trágica del contrabando.

Si bien este capítulo no inaugura la historia nacional del consumo de estupefacientes, que es extensa y centenaria, si parece ser el episodio inaugural del comercio organizado y sistemático de drogas teniendo a México como eje central de la red operativa. Con el tiempo este negocio se convertiría en una auténtica forma de vida al margen de la legalidad.

Livin on the guato: entre hierba mala y polvo de ángel

El narcotráfico generó todo un sistema social, roles específicos, estratos, y lo que es más, diversas expresiones estéticas, plasmadas sobre todo en el vestir y en la música. Es está última, la expresión artística que de mejor manera ha expresado la forma de entender el mundo de los implicados en el ir y venir de estimulantes.

Muy a la manera de los juglares, los músicos populares dedicaron su tiempo a componer nuevos corridos a los protagonistas de esta historia negra, retomando un género épico-lírico-narrativo que brillara durante la revolución pero que tiene antecedentes muy claros desde comienzos del siglo XX.

Pero tras la proliferación del fenómeno Badariguato, del cabaret al pueblo sinaloense, el norte mexicano se dedicó con vehemencia a hacer crecer la red de producción, venta y distribución de narcóticos, y con ello se multiplicaron las expresiones culturales. Apenas requirieron de un poco más de una década para crear el primer corrido relativo a estos menesteres. Se dice que “La carga blanca" interpretada por Los Alegres de Terán en el año 1968, es el primer narco corrido que habla abiertamente sobre el asunto. Pero son los setenta los que arrojan los primeros clásicos de este subgénero. Paulino Vargas versa el romance entre Emilio Varela y Camelia La Texana en "Contrabando y traición", para crónicar después las correrías de "La Banda del carro rojo".

Sirvan todos estos antecedentes para describir el ambiente en que se desenvuelve Lobo, el protagonista de Trabajos del reino, la primera novela de Yuri Herrera, Lobo, un músico de poca monta que descubre su gran habilidad para crear corridos que ensalcen las hazañas del capo en turno, un tipo nombrado El rey, y de toda su corte.

El personaje de Lobo encierra una fina combinación de ficción y realidad, pues aunque deambula con entera libertad al interior de la novela, tiene grandes nexos con la biografía del mayor héroe en la historia del narcocorrido: Chalino Sánchez. Por ello, bien vale la pena detenernos en la historia de está peculiar figura.

El corrido de Chalino Sánchez

La parte medular de su leyenda comienza un el 24 de enero de 1992, cuando durante una presentación en el salón Los Arcos de Coachella, California, cuando se enfrentó a balazos con un espectador impertinente que comenzó a dispararle. El asunto concluyó con 1 muerto y 11 heridos, entre los que se contaban a Chalino y su acordeonista. El causante de la balacera apareció con un tiro en la boca.

Diversos medios, como ABC news, cubrieron el suceso catapultando a Sánchez al estrellato. La radio tocaba su composiciones y las salas de concierto resultaban insuficientes. "Las nieves de enero" fue su primer éxito mediático. Al poco tiempo vendió los sobre sus 19 l.p's a Musart por $115,000 dólares.

Rosalino Sánchez Félix nació el 30 de Agosto de 1960 en un ranchito llamado Las Flechas en el Estado de Sinaloa. Se cuenta que cuando tenía 9 años una de sus hermanas fue violada por un hombre y Chalino juró vengarse. En 1977, durante una fiesta encontró al hombre y sin decirle nada sacó su pistola y lo mató.

Inmediatamente se fue de mojado y trabajó pizcando fruta, lavando platos, vendiendo autos usados y de coyote, hasta que emprendió su carrera musical recorriendo la Alta y Baja California, Sinaloa, así como Texas y Arizona.

Chalino Sánchez falleció en forma trágica el 16 de mayo de 1992 a la edad de 32 años en Culiacán, Sinaloa, tras una extraña detención – secuestro. Entre sus temas populares están "Alma Enamorada”, "El Navegante" y "Una Tarde". Su estilo antecedió la aparición de otros solistas que hoy tienen fama internacional como Lupillo Rivera, El As de la Sierra, Dueto Las voces del Rancho y su propio hijo, Adán Sánchez, quien pereciera el 3 mayo de este año en un accidente ocurrido también en Culiacán. Tenía apenas 19 años.

Diversas fuentes señalan que existen más de 100 corridos a la memoria de Chalino Sánchez, un personaje cuya biografía cuasi cinematográfica inspira la creación del personaje de Lobo, un jovenzuelo ciertamente ingenuo que debido a la fascinación ejercida por El Rey decide sumarse al séquito de lacayos y adentrarse en la vida del palacio para conocer tanto a su habitantes como sus secretos.

El aullido del Lobo (narcocorrido literario)

En un libro titulado Narco-corridos: un viaje dentro del mundo de las drogas, armas y guerrilleros, el norteamericano Elijah Wald apunta acerca de los involucrados en el sistema de siembra, producción y tráfico de drogas: “En primer lugar, los campesinos que cultivan, los transportistas, los refinadores en laboratorios, los pistoleros responsables de la seguridad, los distribuidores, los revendedores mayoristas y minoristas. A ellos se suman contadores y empleados administrativos, asesores legales y económicos, blanqueadores de dinero y abogados defensores”.

Por su parte, Marcos Kaplan, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Nacional de Ciencias Penales de la Procuraduría General de la República (PGR), incluye otras categorías al servicio de las mafias: intelectuales, periodistas, profesionales en relaciones públicas y especialistas en ciencias sociales. Kaplan también menciona a políticos, gobernantes, administradores, funcionarios, jueces, policías y militares, que se involucran en actividades al servicio del narcotráfico y se benefician de ellas.

A Kaplan sólo se faltó mencionar a ciertos músicos y compositores, encargados de rendir culto desde a simples distribuidores de mariguana hasta poderosos zares de la cocaína; elevándoles a la condición de héroes populares e iniciando la escritura de una nueva mitología, que a la postre también aceptaría en su seno a varios de los mismos autores, reservándoles un lugarcito en ese Olimpo negro y proscrito, haciendo las veces de un Orfeo del vicio.

Al intentar abordar la tipología de Lobo, esa versión radical naive de Chalino, podemos apoyarnos en los trabajos del escritor, historiador y filósofo escocés Thomas Carlyle (1795-1881) quien abordó en 1840 la figura del héroe de la siguiente manera: como divinidad (Odín), como profeta (Mahoma), como poeta (Dante Alighieri y William Shakespeare), como literato (Samuel Johnson, Juan Jacobo Rousseau y Robert Burns) y como estadista (Oliver Cromwell y Napoleón Bonaparte).

Hoy por hoy podríamos abrir un capítulo acerca del héroe como músico, y más específicamente como compositor, narcocompositor o narcocorridista, como se le quiera nombrar. Un tipo acostumbrado a trovar sobre el intercambio de balazos entre contrabandistas y agentes de la DEA, crímenes sangrientos, hombres y mujeres fuera de la ley, pero sobre todo, a crear un halo de fantasía y épica alrededor de la figura de su patrón: El rey, el capo, el señor de estos cielos.



Así Trabajos del reino establece una fructífera y fluida relación entre realidad y ficción; combina elementos de corte periodístico que han engalanado célebres páginas de nota roja con una minuciosa construcción literaria que se sustenta en la figura del héroe, que asume su rol unas veces voluntariamente y otras circunstancialmente.

La novela se convierte en una entidad integral en que tanto ética como estética son piezas de un mecanismo narrativo diseñado para describir con eficiencia evitando caer en juicios morales. La vida diaria al interior de los carteles es abordada con suma naturalidad, sin aspavientos innecesarios ni un engrandecimiento artificioso del cotidiano acontecer aun en la clandestinidad.

Los elementos presumiblemente testimoniales o documentales se supeditan a lo estrictamente literario, en un ejercicio que se acerca a lo planteado por el crítico Christopher Domínguez Michael cuando apunta: “es posible suponer que "lo narrativo" es el estilo de nuestra época. La narrativa no parece ser un género sino una zona, conducto por donde pasan y se tensan todos los hilos prosísticos…”

Pero el asunto de la heroicidad no sólo se expresa a través de Lobo sino que sus rasgos existen también en El rey, que como todo traficante de drogas de cierta jerarquía hace ostentación de valentía, dinero y poder.

Según el español Roberto Bardini: “El mensaje del narco-corrido logra que amplias capas populares vean en las andanzas de los narcotraficantes algo de romántico y heroico. A falta de próceres, el narco es adoptado como tal por las multitudes". Si bien este capo muestra que se mueve por el lado obscuro posee un gran arraigo popular; se muestra como un benefactor y el pueblo le retribuye con protección y apoyo. Tal comportamiento fue plasmado por el director Robert Rodríguez en la segunda versión de El mariachi.

Ciertamente esta novela tiene de fondo aquel debate maniqueo. A lo largo y ancho del país existe la noción de que los agentes encargados de combatirlos a los traficantes son corruptos y que tienen la misma tendencia que ellos a delinquir. La línea que separa a unos de otros tiene la misma solidez que una línea de medio gramo de cocaína. En un país como el nuestro, ¿quién puede establecer los parámetros para determinar dónde está el bien?, ¿a partir de dónde comienza su contraparte?

Resulta inevitable pese a la brevedad de la novela que durante la lectura vengan a la memoria nombres de una lista fatal e irónicamente célebre: los hermanos Arellano Félix, Rafael Caro Quintero, Joaquín "El Chapo" Guzmán, Juan García Ábrego, Pablo Escobar Gaviria y Miguel Ángel Félix Gallardo, entre otros.
De nobles y plebeyos: el resto de la corte

La galería de personajes que habita en Trabajos del reino incluye la presencia de una bruja, nombrada de tal manera no sólo como figura simbólica sino por un vínculo real con prácticas de santería y magia negra. Esta presencia sin duda nos evoca el célebre caso de los narcosatánicos, que cobrará fama medíatica a finales de los ochenta y que culminará traspolada a la ficción primero por Barry Gifford en la novela Perdita Durango, posteriormente filmada por Alex de la Iglesia.

Como todo narcocorrido que se respeta el libro incluye también una historia de amor. De modo muy semejante a las matrushkas, esas engañosas muñecas rusas, la línea narrativa contiene el affaire entre La cualquiera, hija de La bruja en un primer matrimonio con un tipo respetable, y nuestro bien amado Lobo, que a partir de la mitad del libro más o menos se aventura a transgredir las normas y liarse con un miembro de la más alta nobleza pese al inminente peligro de ser condenado a muerte.


Pacas de a kilo: el peso del narcocorrido

Bien se ha dicho que El narco-corrido es un instrumento popular vibrante y poderoso, como los aviones llenos de droga que celebra y que su estética está constituida a partir de avionetas Cessna, cuernos de chivo, perico y mota. Por ello es un elemento destable en Trabajos del reino que estos elementos aparecen tangencialmente, no se aluden desfachatadamente sino que se mencionan de una manera sutil y necesaria.

Se trata de una pieza de corte naturalista que luce aun más por el cuidado manejo del lenguaje, que va de la exquisitez formal al manejo fluido del habla popular. Abordando un mundo fascinante, terrible e imaginario, pues no se trata de Tijuana, Sinaloa o Juárez donde Yuri Herrera radicó algunos años, sino la suma de todos ellos llevada a los hoscos terrenos de la narrativa. El resultado es un lugar donde morir de forma violenta es morir de muerte natural.

Con la guitarra o arpa; con mariachi o con un conjunto norteño, el corrido es un documento histórico de la vida brava de México y de ello está muy consciente Yuri que se dio a la tarea incluso de componer su propio corrido:

Ay, me duele este corrido
Que cuenta de mi jefazo
A quien todos ya le envidían
Su reino, noble y gallardo


Polvo blanco de otros lodos

Otro punto de contacto entre música y narcotráfico lo encontramos en la figura de Pablo Lescano, un argentino del extrarradio norte bonaerense que ha abanderado el movimiento conocido como cumbia villera, inicialmente con el grupo Amar Azul y después con Damas gratis. El músico ha tenido que evadir en incontables ocasiones a la prensa y la policía, no siempre con buena fortuna

Lescano ha escrito letras como la de Ke difícil: "Que difícil es vivir, sin ti/ reconozco que me pica la nariz/ ya no se con quien tomar y la anestesia me pega mal/ que difícil es vivir sin ti". O la de El vago fumanchú: "La envidia de la gente a mí me mata/ si yo fumo lo hago con mi plata/me siento morir estoy mareado/ yo quiero vivir anestesiado".

Continuando con las conexiones argentinas: una pesimista canción rioplatense asegura que "un solo traidor puede más que cien valientes". Una frase que se empata con la cadena de traiciones y deslealtades que dan al traste con el imperio del Rey.

Tocados al ritmo de polka o vals por conjuntos de acordeón o bandas de viento. Muchas de estas canciones siguen teniendo el estilo clásico de las baladas y romances medievales, y son un vínculo anacronístico entre las tradiciones poéticas más antiguas y el mundo de la cocaína, el crack y el gangsta rap. Aunque también puede tender puentes con el rollo punk, como se evidencia en composiciones como la del grupo Attaque 77 que en una pieza de nombre “Como Billy The Kid”: Y por mas que la ley quiera / hacerme caer/ voy a luchar hasta el fin / como Billy The Kid.

La figura de este pistolero en algo se asemeja a Lobo, dado cierto toque de ingenuidad en su proceder


Los jefes de jefes

Haciendo un recuento de las muchas figuras que giran entorno al libro y sus vínculos musicales no podemos dejar de señalar el legado de Los Tigres del norte, de quienes la prensa extranjera ha dicho que son un tipo de combinación a la mexicana de los Rolling Stones y Willie Nelson, y sin duda alguna el grupo más poderoso de la música vernácula.

Que se apoya en la obra de Ángel González, compositor de "Contrabando y Traición," la épica de la contrabandista conocida como "Camelia la Tejana," y El maestro Paulino Vargas, otro de los compositores más importante en el género y acordeonista de Los Broncos de Reynosa.

Hasta topar con El As de la Sierra y Mario Quintero y los Tucanes de Tijuana, ambos pertenecientes a la nueva generación, y situados en el centro de las campañas de censura en contra de este tipo de canciones no solamente por narrar las hazañas de los traficantes valientes, sino también por exaltar los pláceres de las fiestas de cocaína.


1.- Un libro de más de 300 páginas editado en inglés y español por una filial de Harper Collins.