La loza de la realidad
me impide escapar
del abismo que es mi lecho
en un intervalo cada vez más largo
la jornada se construye extenuante
el cristal del crepúsculo
traza el periplo de la aves
ellas provocan al paisaje
aquí no hay oxigeno que me alimente
el abatimiento de los muebles
abuchea mi suerte
no hay ánimos de viajar por la acera
estoy distante
un cementerio de silencio invade mis horas
ahora mismo me siento tentado
a salir a escuchar la oración
de un cajero automático
pero no tengo energía para hacerlo
esta rutina agobia al ambiente
no puedo evitar envenenarme de retiro
y afuera
el mundo amplio
eterno
continua rodando siempre