En el aire se respira fétido el olor a azufre, es natural, el demonio está cerca..Tan cerca como para no pensarlo. Él ahora más que nunca quisiera esconderse en las palabras de Quevedo:
encerrado en la paz de estos desiertos,
en pocos pero doctos libros juntos
vivo en conversación con los difuntos
y escucho por los ojos a los muertos
desafortunadamente, el principio es la cola de la serpiente atrapada en la boca de la misma. Todo es una mentira. Incluso el olvido.